Crónica de una marcha a favor de
evo morales en buenos aires.
Lo que esperaba ser una "marcha de la vanguardia" con apenas algunos
miles de manifestantes, se convirtió en una de las más grandes marchas
de solidaridad de las que se tienen memoria en la política de Argentina.
Solo similar a la que se hizo en septiembe de 1973 contra el golpe en
Chile y por Salvador Allende, o la realizada en 1990 contra la Guerra de
invasión imperialista a Irak.
La
multitud llenó desde el espacio del Obelisco varias calles a su
alrededor, sonbre todo la Avenida Corriente, hasta el 300 donde queda la
sede de la Embajada de la República Pluricultural de Bolivia. Pueden
ser cientos de miles o menos, no importa. Fue una poderosa manifestación
de solidaridad internacional.
La convocatoria comenzó a media noche del día domingo tras el acuerdo de una quincena de organizaciones sindicales y agrupaciones políticas de la Capital y el Gran Buenos Aires. Los iniciadores no esperaban que la acción internacionalista se multiplicaría por casi tres entre los convocantes y por muchos miles los que habían calculado congregar en el Obelisco.
Asociaciones sindicales de todo tipo, con la presencia dominante de la ATE y la CTA, además de otras importantes como la Bancaria con imágenes de Sergio Palazzo, o de gremios tradionales como la UPCN entre muchos otros que representan la tradición y la memoria del peronismo en sus buenos tiempos.
La CETEP se lució con su presencia, casi seguro como epresión al fuerte compionente social de bolivianas y bolivianos trabajadores en sus organizaciones barriales. También otras organizciones que contienen a migrantes bolivianos como el Movimiento Evita, Barrios de Pie, entre varios otros.
Varias entidades políticas y gremiales conducidas por el peronismo hicieron presencia, contrastando con la ausencia total de la CGT como central obrera.
Como pocas veces, las fuerzas políticas del peronismo y la izqueirda no peronista en encontraron en el Obelisco animados por la isma causa, que para los peronistas es la Patria Grande, mientras que para los movimientos trotskistas debe tener como objetivo, en palabras del diputado Gabriel Solano, dirigente del Partido Obrero: "Derrotar el golpe desde las organizaciones de masas en las calles, como lo están demostrando los pobladores del Alto con sus organizaciones comunales, como lo hicieron en Venezuela cuando lo depusieron y la gente insurrecta lo devolvió al Palacio de Miraflores".
Uno de los aspectos de interés social de la manifestación fue la presencia de "gente común", o sea, no militante ni enrolada en gremios o entidades sindicales. Esa gente común contenían el mismo sentimiento de muchos espectadores apostados en las veredas, la mayoría de clase media, que mostraban con sus sonrisas gestos, su simpatía con el líder indígena boliviano depuesto.
La convocatoria comenzó a media noche del día domingo tras el acuerdo de una quincena de organizaciones sindicales y agrupaciones políticas de la Capital y el Gran Buenos Aires. Los iniciadores no esperaban que la acción internacionalista se multiplicaría por casi tres entre los convocantes y por muchos miles los que habían calculado congregar en el Obelisco.
Asociaciones sindicales de todo tipo, con la presencia dominante de la ATE y la CTA, además de otras importantes como la Bancaria con imágenes de Sergio Palazzo, o de gremios tradionales como la UPCN entre muchos otros que representan la tradición y la memoria del peronismo en sus buenos tiempos.
La CETEP se lució con su presencia, casi seguro como epresión al fuerte compionente social de bolivianas y bolivianos trabajadores en sus organizaciones barriales. También otras organizciones que contienen a migrantes bolivianos como el Movimiento Evita, Barrios de Pie, entre varios otros.
Varias entidades políticas y gremiales conducidas por el peronismo hicieron presencia, contrastando con la ausencia total de la CGT como central obrera.
Como pocas veces, las fuerzas políticas del peronismo y la izqueirda no peronista en encontraron en el Obelisco animados por la isma causa, que para los peronistas es la Patria Grande, mientras que para los movimientos trotskistas debe tener como objetivo, en palabras del diputado Gabriel Solano, dirigente del Partido Obrero: "Derrotar el golpe desde las organizaciones de masas en las calles, como lo están demostrando los pobladores del Alto con sus organizaciones comunales, como lo hicieron en Venezuela cuando lo depusieron y la gente insurrecta lo devolvió al Palacio de Miraflores".
Uno de los aspectos de interés social de la manifestación fue la presencia de "gente común", o sea, no militante ni enrolada en gremios o entidades sindicales. Esa gente común contenían el mismo sentimiento de muchos espectadores apostados en las veredas, la mayoría de clase media, que mostraban con sus sonrisas gestos, su simpatía con el líder indígena boliviano depuesto.
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