Después de más de ocho horas de deliberación, los doce jurados encontraron a dos de los expolicías acusados culpables del homicidio de las cuatro víctimas de la Masacre de Monte y a otros dos expolicías, culpables de tentativa de homicidio.
Tras su deliberación, el jurado popular leyó su veredicto pasadas las 21.45 y consideró por unanimidad culpables a Rubén García y a Leonardo Ecilapé del delito de "homicidio agravado por el abuso de la función o cargo policial, y por ser cometido mediante arma de fuego", mientras que los efectivos Manuel Monreal y Mariano Ibáñez fueron considerados culpables por mayoría del delito de "tentativa de homicidio agravado por el abuso de la función o cargo policial, y por ser cometido mediante arma de fuego".
Entre pancartas y carteles de los chicos “¡Presentes!”, se dejaban escuchar los tambores, cantos y redoblantes de murga en las puertas. Para “fortalecer el ánimo”, “para hacer el aguante”, “para darnos fuerza” explicaban los jóvenes murguistas montenses, amigos de los pibes mártires. A esas horas se marcaba la expectativa en el rostro de los familiares de las víctimas. En cada mirada seria y compungida de los vecinos de San Miguel del Monte que los acompañaban. En las manos de una abuela en posición de rezo, de un abuelo que lloraba. De un padre que cantaba, a viva voz: “A mi hijo… lo mató la policia”.
Detrás de los abogados, los cuatro policías, Ibáñez, Montreal, García y Ecilape.
“Está acreditado que este hecho no tiene que ver con un
accidente vial, y lo fuimos probando, pero ellos fueron cambiando su versión de
los hechos a medida que pasaban los testigos”, sentenciaba por la mañana, antes
de ingresar al Tribunal, la abogada Dora Bernárdez, quien representa a las
familias de Gonzalo y Aníbal.
LA INSTRUCCIÓN
“Fue por el politraumatismo del choque”, detalló. Y aseveró:
“todo esto es prueba. No es prueba lo que se dijo en los alegatos ni lo que yo
digo”, daba clases de Derecho la jueza Crispiani. Analizar para encontrar un
veredicto, dijo. Y luego dio el primero de los dos recesos de la instrucción.
Cuarto intermedio
Gladis es una de las primeras que quiere salir cuando se
anuncia el receso: “Necesito salir –pidió--, como ayer, no podía estar,
necesito salir”, dijo. En la audiencia “de ayer”, los policías “dijeron que no
hubo disparos, pero la constatación –en busca de casquillos-- se hizo en otro barrio”,
había descripto por la mañana la abogada Bernárdez. Y “pedían disculpas” a las
familias, recordó la abogada Margarita Jarque de la Comisión Provincial por la
Memoria.
“Unas disculpas muy poco genuinas”, aportó otro abogado
presente en el juicio. “Lo decían de manera muy superficial, eso puso mal a las
familias”, sumó la directora de la Casa de los DD.HH. de Monte, María Carmen
Lamothe. Detrás, se veía a una sola persona en la fila de asientos detrás de
los abogados de las familias de las víctimas: era Blanca Suárez, la mamá de
Aníbal, quien vino desde Misiones a presenciar el juicio.
Rocío, víctima y sobreviviente, fue la última en volver del
primer cuarto intermedio que dictó la jueza. Luego entró Mónica Cerdan, la
abuela de Camila. Y la jueza instruyó sobre los hechos a considerar: a las
13.30, el jurado comenzó a deliberar.
La espera
Afuera la calma de la ciudad se interrumpía con los cantos
de los vecinos de Monte que habían llegado a manifestar, con los monteses que
viven en La Plata, muchos jóvenes que estudian en la universidad, como Andrea,
Marina y Antonela. Tambien estaba Gabriel, que vino de Monte, con su amigo
Daniel. Guadalupe, la hija de Daniel, era amiga de los chicos. “Ibamos al
skatepark”, contó. Dijo que espera que sea justicia y que no entiende que el
colegio esta semana no se haya pronunciado con mayor énfasis.
Desde el micrófono, en las palabras de Pablo Díaz,
sobreviviente de La noche de los lápices, el pasado del proceso genocida dela
dictadura 1976-1983 se hace presente. Y en la figura del Secretario de Derechos
Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, quien caminaba entre los
manifestantes, se vislumbra un presente donde lo institucional funciona a favor
de la sociedad y no en su contra. “Esta policía actúa contra nosotros”, se
escuchó decir a una amiga de Camila.
“Exigimos perpetua, y queremos que se condene no solo a
estos polis, sino a todos los que encubrieron el hecho”, sostuvo desde el
micrófono Trinidad Loyola, militante de derechos humano de San Miguel del Monte
cuando terminaron de dar una simbólica vuelta al Tribunal. A pocos metros,
Candela, junto a Rocío y a otra amiga, hablaban despacio y miraban alrededor.
Caminaban la cuadra, y mantenían la ilusion en la espera. Mientras la noche fue
cerrando en la ciudad.
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